El tiempo no nos acompañó demasiado, siendo diciembre tampoco se puede pedir mucho... pero aun así resultó ser mágico, en ciertos momentos daba la impresión de estar en míticas tierras polares, con ese aspecto invernal, musgo en cada esquina, casitas pequeñas y rodeados de montañas.
Teniendo coche aprovechamos para descubrir más de los alrededores y nos enteramos de valle de Soba, recorrido por el río Gándara del que se puede tener una buena vista desde uno de los miradores más impresionantes que he visto hasta hoy. Se trata de una estructura metálica que se asoma al vacío para contemplar las cascadas del río y todo el valle, una auténtica preciosidad. Diría que no es apto para gente con vértigo ya que el suelo es de rejilla y puedes ver a través la gran altura que hay, yo soy una persona con bastante vértigo y aunque al principio me costo un poquito luego no dejaba de moverme de un lado a otro de lo impresionante que me parecía.
Siguiendo un poquito más adelante llegamos a los Collados de Asón donde se puede disfrutar del nacimiento de la espectacular cascada de cola de caballo del río Asón, rodeado de bosques de hayas.
Fue una pena no poder acercarnos a la cascada por la que estaba cayendo pero prometo que volveré con mejor tiempo y así poder disfrutarla al máximo :)
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